Ninja Animation

miércoles, agosto 23, 2006

Mágicas olas


Ella estuvo todo el día en la calle, mientras una tenue lluvia caía

Aun no había empezado a abrir doña Tina cuando se veía a lo lejos la gran muchedumbre,
esperando comprar las últimas telas traídas de Asia.

Ella solo sentía a la gente aglomerándose, apretujándose

Y así disfrutaba de aquella mañana de mayo mientras las pálidas nubes cubrían el cielo En su totalidad…

Por ahí, por ese lugar de venta, venían todos los comerciantes de Asia y eran hermosos, maravillosos los colores que en la pequeña tienda de Tina colocaron en los mostradores. Ella esperaba mientras su hermana le hablaba en voz baja de las piezas de algodón y terciopelo, que solo podían ser visibles a los ojos de alguien que no fuese como ella, en su profunda soledad, en ese terrible silencio de las sombras…

El cielo estaba gris, soplaba el viento, el tiempo había parado su carrera, las lagrimas del invierno caían sobre el muelle, pero el mar estaba bañado de grandiosos colores como un calido cielo de verano, bañado en arco iris que flotaban sobre las olas, Llegaban los barcos.
Cuando los comerciantes traían sus telas, el puerto era una gran fiesta, los barcos pequeños parecían guirnaldas adornadas meciéndose en el inmenso mar.
Ella podía sentirlos danzando sobre las telas, tocándolos. Rojos, amarillos, violetas y azules, cualquier color estaba allí en cada tintineo de sus dedos, en cada roce que causaba con sus labios. Doña tina hablo con su hermana unos momentos, ella escuchaba en silencio, como de costumbre, y aprovechó ese diminuto e interminable instante, para recorrer los pasillos de la tienda, hasta que dio con la puerta que daba al muelle.
Pensó que los vientos de Asia habían sido robados e impregnados en la tela, creía que aun se encontraba allí, danzando en su justificada locura.
Por un instante sintió miedo, pero siguió caminando.

Algunos hombres gritaban, y arropada en telas de colores se hundió en el mar hasta tocar fondo, como una sirena desgarrando la aurora, durmió profundamente bajo las olas…

Uno de los hombres la saco del agua, y sintió respiraciones en su rostro, y allí escucho una voz gritando,

¡Un ángel a nacido en la mar, mírala bañada en colores, que mujer tan osada! escucho también la una voz familiar,

la voz de su hermana gritando entre los bulevares,
y débilmente levanto la cabeza y abrió los ojos con gran lentitud, estaba mirándola, una vez mas,

pudo ver…