Ninja Animation

lunes, septiembre 04, 2006

Memoria ausente

Nunca pude aprender a escribir una sola frase de amor.
Jamás supe entretenerme entre juegos de azar. Ni una sola vez entreví, para mi satisfacción, la diestra manipulación de un manojo provocativo de cartas de póker.
Por la misma razón, el ajedrez me resultó indiferente y otro tanto me ocurrió con el nudo de la corbata que nunca pude hacer.
Tarde aprendí a anudarme los zapatos, a descifrar las horas del reloj, a memorizar los nombres de las calles y las tablas de restar y de multiplicar.
Odié toda mi vida el colegio, las mañanas grises cuando había que levantarse para ir a él. Los libros de infancia siempre fueron pocos, por no decir ninguno.
No tengo héroes de aquella fresca memoria de los parques y las plazas sucias donde solía andar a cualquier hora del día. Me gustaba comprar el pan y quedarme solo mañanas enteras, mientras mi profesora borraba mi oscuro nombre de una lista de náufragos voluntarios de la deserción escolar.
En algún lejano callejón perdí uno de mis cuadernos junto a mi castidad, cuando un leve beso vino cierta vez a estremecer mis piernas. Así pasaron los años y los rostros.
Aún deseo volver a repetir aquellos gestos iniciales.

Todavía finjo querer regresar a la casa todas las noches. A veces busco, no se dónde, un cuaderno perdido, un beso extraviado en la memoria.